La roca fría del Calvario
Se oculta en negra nube
Por un sendero solitario
La Virgen Madre sube camina
Y es su cara morena
Flor de azucena
Que ha perdido el color.
En su pecho lacerado se han clavado
Las espinas del dolor.
Su cuerpo vacilante
Se dobla al peso de la pena,
Pero sigue adelante,
Camina y sus labios
De hielo besan el suelo
Donde brota una flor
En cada gota de sangre
Derramada por Jesús el Redentor,
Sombra peregrina emblema
Del color hecho luz.
Camina, camina ligera
Que el hijo la espera
Muerto en la cruz.
Desde una loma del sendero
La Virgen caminante vela,
Silueta del madero,
Y al hijo agonizante
Y llora su dolor
Con un lamento
Que no puede vencer.
Es el grito desgarrado
Arrancado a su carne de mujer.
Divina estrella sobre la huella
Del humano dolor trista camina
Llora la madre Dolorosa del Redentor.