Yo nunca tuve tropilla,
Siempre en montao en ajeno.
Tuve un zaino que, de bueno,
Ni pisaba la gramilla.
Vivo una vida sencilla,
Como es la del pobre pión:
Madrugón tras madrugón,
Con lluvia, escarcha o pampero,
A veces, me duelen fiero,
Los hígados y el riñón.
Soy peón de La Estancia Vieja,
Partido de Magdalena,
Y aunque no valga la pena,
Anoten, que no son quejas:
Un portón lleno de rejas,
Y allá, en el fondo, un chalé.
Lo recibirá un valet,
Que anda siempre disfrazao,
Más no se asuste, cuñao,
Y por mí pregúntele.
Ni se le ocurra decir
Que viene pa' visitarme:
Diga que viene a cobrarme,
Y lo han de dejar pasar.
Allá le van a indicar,
Que siga los ucalitos.
Al final, está un ranchito,
Que han levantao estas manos.
Esa es su casa, paisano,
¡ ahí puede pegar el grito ¡.
Allá le voy a mostrar,
Mi mancarrón, mis dos perros,
Unas espuelas de fierro,
Y un montón de cosas más.
Si es entendido, verá:
Un poncho de fina trama,
Y el retrato de mi Mama,
Que es ande rezo pensando,
Mientras lo voy adornando,
Con florcitas de retama.
¿ Qué puede ofertarle un pión,
Que no sean sus pobrezas...?.
A veces me entra tristeza,
Y otras veces, rebelión.
En más de alguna ocasión,
Quisiera hacerme perdiz,
Para ver de ser feliz,
En algún pago lejano.
Pero a la verdad, paisano,
¡ me gusta el aire de aquí... ¡.
Writer(s): Hector Roberto Chavero, Jose Razzano
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