Donde Descansa la Esperanza Lyrics
von Nach
A veces la ciudad se ensucia y no vemos con claridad,
Pero si miramos fijamente ahí está.
Es difícil, porque el caos deslumbra y la pupila se hace rígida,
Y más que en conectar perdemos tiempo en vigilar, la vida es líquida.
Escapa de nuestras manos,
Entre muecas fingidas y esfuerzos que son en vano.
Pero he visto la esperanza descansar en frases calmadas y justas,
En sonrisas etruscas,
En ojos despeñados pero que aún buscan y no se asustan.
En pasos pacientes, en chistes, en charlas,
En gestos que no palpan la felicidad pero, saben imaginarla.
La ciudad se desmorona sobre nuestros brazos cansados
Y solo aguantan aquellos armados con lo que han amado.
Aquellos que no se ocultan, ni culpan a otros de sus pecados,
Porque las calles se expanden como nuestra soledad extraordinaria
Y solo la esperanza apalia tanta fatiga diaria.
Allí descansa, en tascas, donde se cambia el mundo en siete tragos de Gin-tonic,
En barrios donde importa más el talento que llevas dentro que el money.
En trabajos forzados pero que no nos someten,
En miedos extirpados y echados en el retrete.
En grilletes que se rompen, cabezas que se levantan,
Preguntas que se responden y en canciones que se cantan.
Arrinconando a corrupto, en scratches al sistema
En ilusiones que queman y chocan contra el tumulto.
Yo la vi, vi a la esperanza dormida en limbos de conformismo,
Y de pronto despertó como en mañanas de domingo.
Y ahora distingo, guerreros vikingos luchando en mares de brea,
Salir a flote cuando la marea de la ciudad tambalea sus ideas.
Qué pasa cuando flaqueas, la cabeza te hierve y nadie te ve,
Cuando la calderilla no da para la papilla de tu doble V.
Y vez que la presión aprieta, y tu vida se agrieta por cada ranura,
Por tanta tortura, por falta de aventuras,
Por la repetición que pudre nuestra frescura.
Y entre la escusa y la briza sumisa la calma no se divisa,
Entre lisas cornisas resbaladizas, y mentiras que se televisan.
Pero si algo se, es que la verdad es sincera y concisa;
Y que no hay arma más mortífera que la sonrisa.
La esperanza descansa en sueños de resistente grafeno, e
N vasos medio llenos, en gestos obscenos ante ideologías del pleistoceno.
Yo la vi, y la hice renacer en mis ratos de placer, con fe,
En planes que tracé tras un sorbo de café.
La vi, cuando me abrace y quise congelar el tiempo,
Cuando alcancé la luz gracias al conocimiento.
Cuando lloré mi desgracia y vi que solo yo podía hacer algo,
Aunque el túnel de la tristeza se hiciera largo.
Solo yo podía hacer algo, pintar mi blanco y negro
Y transformarlo en el color con el que hoy celebro,
La fiesta de mis desastres.
Un día la esperanza me dijo: no hay nada más inútil que lamentarse,
Solo hay que levantarse y decir basta,
Tener un plan para realizar, paralizar cada huracán que te devasta,
Sacar la casta que hay en ti,
Aunque a veces sea difícil como infancias en Haití.
Y si vendí mi alma al diablo, fue para alimentar a los míos,
Calmar su frio, y he sufrido el sucio vacío que impera en aceras, y
He entendido, que si miras fijamente ahí fuera, no verás fronteras,
Solo nuevas maneras que se revelan, verás excusas embusteras
Echadas en papeleras, verás diablos de alma buena,
Y fieras de sonrisa sincera, si miras fijamente veras que,
La esperanza descansa, donde menos te lo esperas.
Pero si miramos fijamente ahí está.
Es difícil, porque el caos deslumbra y la pupila se hace rígida,
Y más que en conectar perdemos tiempo en vigilar, la vida es líquida.
Escapa de nuestras manos,
Entre muecas fingidas y esfuerzos que son en vano.
Pero he visto la esperanza descansar en frases calmadas y justas,
En sonrisas etruscas,
En ojos despeñados pero que aún buscan y no se asustan.
En pasos pacientes, en chistes, en charlas,
En gestos que no palpan la felicidad pero, saben imaginarla.
La ciudad se desmorona sobre nuestros brazos cansados
Y solo aguantan aquellos armados con lo que han amado.
Aquellos que no se ocultan, ni culpan a otros de sus pecados,
Porque las calles se expanden como nuestra soledad extraordinaria
Y solo la esperanza apalia tanta fatiga diaria.
Allí descansa, en tascas, donde se cambia el mundo en siete tragos de Gin-tonic,
En barrios donde importa más el talento que llevas dentro que el money.
En trabajos forzados pero que no nos someten,
En miedos extirpados y echados en el retrete.
En grilletes que se rompen, cabezas que se levantan,
Preguntas que se responden y en canciones que se cantan.
Arrinconando a corrupto, en scratches al sistema
En ilusiones que queman y chocan contra el tumulto.
Yo la vi, vi a la esperanza dormida en limbos de conformismo,
Y de pronto despertó como en mañanas de domingo.
Y ahora distingo, guerreros vikingos luchando en mares de brea,
Salir a flote cuando la marea de la ciudad tambalea sus ideas.
Qué pasa cuando flaqueas, la cabeza te hierve y nadie te ve,
Cuando la calderilla no da para la papilla de tu doble V.
Y vez que la presión aprieta, y tu vida se agrieta por cada ranura,
Por tanta tortura, por falta de aventuras,
Por la repetición que pudre nuestra frescura.
Y entre la escusa y la briza sumisa la calma no se divisa,
Entre lisas cornisas resbaladizas, y mentiras que se televisan.
Pero si algo se, es que la verdad es sincera y concisa;
Y que no hay arma más mortífera que la sonrisa.
La esperanza descansa en sueños de resistente grafeno, e
N vasos medio llenos, en gestos obscenos ante ideologías del pleistoceno.
Yo la vi, y la hice renacer en mis ratos de placer, con fe,
En planes que tracé tras un sorbo de café.
La vi, cuando me abrace y quise congelar el tiempo,
Cuando alcancé la luz gracias al conocimiento.
Cuando lloré mi desgracia y vi que solo yo podía hacer algo,
Aunque el túnel de la tristeza se hiciera largo.
Solo yo podía hacer algo, pintar mi blanco y negro
Y transformarlo en el color con el que hoy celebro,
La fiesta de mis desastres.
Un día la esperanza me dijo: no hay nada más inútil que lamentarse,
Solo hay que levantarse y decir basta,
Tener un plan para realizar, paralizar cada huracán que te devasta,
Sacar la casta que hay en ti,
Aunque a veces sea difícil como infancias en Haití.
Y si vendí mi alma al diablo, fue para alimentar a los míos,
Calmar su frio, y he sufrido el sucio vacío que impera en aceras, y
He entendido, que si miras fijamente ahí fuera, no verás fronteras,
Solo nuevas maneras que se revelan, verás excusas embusteras
Echadas en papeleras, verás diablos de alma buena,
Y fieras de sonrisa sincera, si miras fijamente veras que,
La esperanza descansa, donde menos te lo esperas.
Writer(s): Fornes Olmo Ignacio, Moises Patricio Sanchez Torres
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Quelle: Youtube
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